wolfmon

“Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo pero porque no sois del mundo sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece”.(San Juan 15:19) Odi et amo. Quare id faciam, fortasse requiris... nescio, sed fieri sentio et excrucior.

domingo, 23 de junio de 2013

¿Me es lícito atreverme a señalar todavía un último rasgo de mi naturaleza, el cual me ocasiona una dificultad nada pequeña en el trato con los hombres? Mi instinto de limpieza posee una susceptibilidad realmente inquietante, de modo que percibo fisiológicamente -huelo- la proximidad o -¿qué digo? Lo más íntimo, las «vísceras» de toda alma....
Esta sensibilidad me proporciona antenas Psicológicas con las que palpo todos los secretos y los aprisiono con la mano: ya casi al primer contacto cobro consciencia de la mucha suciedad escondida en el fondo de ciertas naturalezas. Esto hace que el trato con seres humanos sea para mí una prueba nada pequeña de paciencia; mi humanitarismo no consiste en participar del sentimiento de cómo es el hombre, sino en soportar el que yo participe de ese sentimiento...
Mi humanitarismo es una permanente victoria sobre mí mismo. Pero yo necesito soledad, quiero decir, curación, retorno a mi mismo, respirar un aire libre. La náusea que el hombre, que el «Populacho» me producen ha sido siempre mi máximo peligro...

F.N

martes, 18 de junio de 2013



Yo me metí hace mucho solo dentro de el laberinto del Minotauro de la conciencia.
No hay vuelta atrás.
Donde nada de los hombres se oye, sino el eco de una bestia y mi aliento.

No sé cómo no me puesto aún verde o azul de náusea, de fastidio, de compasión, de melancolía, de aislamiento ¡Que el diablo aguante eso si es dos veces diablo!


Siento tristeza, de  esa que te falta el aire, 
solo por un momento, no puedo permitirme más.